El Museo de Bellas Artes de Bilbao aborda anualmente diversos tratamientos de conservación y restauración de obras de arte pertenecientes a su colección, gracias a la estrecha colaboración entre el Taller de Restauración de este museo y la Fundación Iberdrola. Al grueso de este programa, se añade este año una actuación especial dirigida a una de las obras de arte contemporáneo más singulares y sofisticadas de la colección. Se trata de El vientre del observador (Umbral de atención) (Afterimages), que surgió del encargo que el propio museo hizo en 2001 a Darío Urzay (Bilbao, 1958) con ocasión de la exposición Gaur, Hemen, Orain, dedicada al arte vasco contemporáneo.

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El vientre del observador (Umbral de atención) (Afterimages) surgió del encargo que el propio museo hizo en 2001 a Darío Urzay (Bilbao, 1958) con ocasión de la exposición Gaur, Hemen, Orain, dedicada al arte vasco contemporáneo.

La obra original fue proyectada por Urzay para un lugar específico del museo: el pasillo del edificio moderno limitado por la cristalera que asoma a la Plaza del Monumento a Arriagâ y concebida en dos partes relacionadas entre sí, donde lo importante no es cada pieza independiente, sino la unidad del conjunto que parte de la “creación madre” de los cuadros pequeños (Umbral de atención).

Los cinco paneles pequeños (150 x 122 cm) de Umbral de atención, realizados en óleo, resina y papel fotográfico sobre madera, fueron el punto de partida para los grandes (280 x 235 cm) al ser su imagen negativa. Fueron fotografiados, digitalizados e impresos en material traslúcido Afterimagesâ, encajado entre dos láminas de vidrio montadas en marcos de hierro.

De este modo la obra resume buena parte de los intereses del artista, como son la hibridación de técnicas y medios artísticos (pintura, fotografía o creación digital); la combinación de lo abstracto y su correspondencia con lo real a través de imágenes agigantadas que parten de estructuras biológicas; la provocación de una contemplación doble que completa la pieza en la mirada del espectador; o el uso del rojo y su contrario, el verde como metáfora de la vida.

Tras más de quince años de exhibición, la pieza presentaba significativas alteraciones. Después de un exhaustivo estudio, en el que ha estado comprometido el propio Urzay, se ha llevado a cabo un nuevo montaje museográfico reeditando y limitando a ocho el número de piezas, y disponiendo las cuatro grandes pinturas en cajas de luz retroiluminadas y en un montaje mural.

En palabras del artista, la nueva presentación ofrece otra “forma de estar” de las piezas y otra relación con el observador, pero la obra es la misma. Una obra de síntesis, quizá la mejor de sus “pinturas negativas”, que ahora recupera la intensidad cromática y la energía expresiva de cada una de las imágenes que han sido objeto de intervención.

Al acto de presentación de esta obra restaurada asistieron Fernando García Sánchez, presidente de la Fundación Iberdrola España; Ramón Castresana, director de la Fundación Iberdrola España; Rafael Orbegozo Guzmán, vocal del Patronato del museo en representación de Iberdrola; María José Ruiz-Ozaita, jefa del Departamento de Conservación y Restauración del museo; Darío Urzay, artista; y Miguel Zugaza, director del museo.