Desde que estalló la guerra en Ucrania este año, la crisis de los refugiados se ha hecho aún más presente que nunca para Europa. Según datos de la agencia de la ONU, ACNUR, ya son más de 4,5 millones de personas refugiadas las que, desde el pasado 24 de febrero, han huido a países vecinos como Polonia, República Checa o Moldavia, y la cifra sigue en aumento, sin olvidar los más de 7 millones de desplazados internos dentro del país. Por ello, la Fundación Iberdrola España, ha querido mostrar su apoyo al fondo de emergencia humanitaria a través de dos importantes donaciones. La primera, con la Asociación España con ACNUR, Comité Español, por un valor de 500.000 euros, y la segunda con la Cruz Roja, por la misma cuantía. Asimismo, Iberdrola lanzó una campaña de crowdfunding con sus empleados en la que, por cada euro donado, la entidad aportaba al fondo de emergencia de humanitaria de ACNUR, la misma cantidad, alcanzando la suma de 28.700 euros. A su vez, Iberdrola, a través de la fundación, ha realizado un envío de material eléctrico por un valor de 53.000 euros.
Adicionalmente, Iberdrola ha enviado a Ucrania más de ocho toneladas de material humanitario donadas por sus empleados a través de su red de voluntariado corporativo en España. Entre la ayuda de primera necesidad aportada se encuentran productos de primeros auxilios, ortopédicos, higiénicos y sanitarios, así como enseres de refugio, alimentos, ropa de abrigo, mantas y edredones.
A pesar de que Ucrania esté cerca de las fronteras de otros países europeos no hay que olvidar que en otras partes del mundo hay 82 millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares por la fuerza. Se calcula que entre 30-34 millones son niños y niñas menores de 18 años susceptibles de ser víctimas de trata, violación o matrimonios forzosos.
Según los datos de ACNUR, en la mayoría de los casos las personas refugiadas han tenido que huir por conflictos armados, por cuestiones étnicas, ideológicas y religiosas, y por los estragos producidos por el cambio climático, como terribles sequías e inundaciones, sin olvidar los millones de apátridas, a quienes se les ha negado una nacionalidad y el acceso a derechos básicos como la educación, la atención médica, el empleo y la libertad de movimiento.